miércoles, 18 de julio de 2007

LA INCERTIDUMBRE DE LA POLÍTICA DIGITAL :LA DIFÍCIL RELACIÓN DE LA DEMOCRACIA CON LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN

LA INCERTIDUMBRE DE LA POLÍTICA DIGITAL :LA DIFÍCIL RELACIÓN DE LA DEMOCRACIA CON LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN
Este es un precepto totalitario, cuyo principio radica en que las tecnologías manejan la globalización, ayudando a permeabilizar y erosionar los límites de las economías nacionales; por otro lado el soporte de la globalización, también podrían socavar la democracia, sin embargo, ¿Las nuevas tecnologías que sostienen la globalización, reafirmarán o socavarán la democracia?.

Por allí el desafío político, en los cambios tecnológicos están manejando claramente la globalización e impactando profundamente la democracia. Tiene el potencial tanto para reforzarla como para debilitarla; aunque en forma diferenciada tratándose de democracias representativas y fuertes. La Globalización por si misma hace más para impedir que para facilitar la democracia, y la tecnología es también una herramienta frecuente de esa obstrucción. Si ésta es para servir la democracia, tendrá que ser efectivamente programada, y como tal la programación tendrá que ser sensible a las distintas teorías y regímenes políticos. Las fuerzas del mercado no ponen la tecnología para usos creativos y democráticos, sino para comerciales.
Por otro lado, hay novedosas características de la tecnología de las telecomunicaciones que pueden servir para una mayor participación y deliberación, y pueden ayudar a redireccionar las asimétricas de la sociedad global en la cual los mercados anárquicos son poderosos y las organizaciones civiles y las fuerzas de la política, débiles. La tecnología puede ser una aliada de los ciudadanos, tanto como lo son de los bancos, corporaciones y de grupos de interés económico. Pero esto sucederá solo si esta concientemente subordinada a nuestras necesidades democráticas, y si somos sensibles a su efecto ambiguo en la democracia.
Esta claro que no solo los devotos de la tecnología son los culpables por el hecho de que el potencial democrático de la tecnología aun no explota. Los cyber–entusiastas creen que la frontera electrónica del entendimiento tecnológico es bastante suficiente pero malentienden la democracia completamente; los demócratas tienden hacia tener un entusiasmo ignorante o una oposición extrema hacia la tecnología. Pero al final, el desafío es político, no tecnológico, y si la democracia es beneficiaria de la tecnología tendríamos que empezar no con la tecnología sino con los políticos. La demanda de voz en el quehacer de la ciencia y la política tecnológica, es el primer paso que los ciudadanos pueden dar y asegurar una genuina democracia tecnológica. La nueva tecnología es solo un instrumento de la comunicación. Ésta no puede determinar que decir y a quien.

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